El tesoro del duende irlandés 🌈



EL TESORO DEL DUENDE IRLANDÉS 🌈

Iba caminando el duende irlandés de regreso a su casa en el Bosque Encantado, era tarde y ya tenía que volver del trabajo, trabajaba en una zapatería, ganaba poco dinero, nadie sabe porqué lo hacía. Caminaba por el bosque recordando sus monedas de oro puro que recolectaba de la tierra, cada vez que había una guerra el duende esperaba que no quedara nadie y se las llevaba a su domicilio, la gente enterraba sus tesoros esperando recuperarlos algún día, hasta que terminara la guerra para que no les robara el ejercito enemigo. El duende era muy avaro y no le gustaba compartir sus monedas con nadie. 

Pero un día el granjero Luis Carmona iba a su casa caminando, pensando como ganar dinero para alimentar a su familia y pagar todas las deudas que le debía al banco, su familia era muy numerosa y pobre. Cuando se encuentra con la casita del leprechaun, era de madera y la puerta redonda. El granjero no dudo en espiar por la ventana y vio que no había nadie en su interior, entonces entró sin permiso, por suerte para él la puerta estaba abierta.

La casa tenía olor a humedad pero era muy cálida. Había un sillón de cuero negro y una alfombra vieja y desgastada, al frente un televisor y una chimenea apagada, una mesa con una mantel blanco con un plato vacío y una cuchara encima y una silla, en la pared una pintura de un conejo blanco con sombrero, tomando el tiempo con un reloj de bolsillo, corriendo por la orilla de un río. El granjero se sentó a ver televisión, tomó el control remoto que estaba sobre los cojines y empezó a ver las noticias. Fue ahí que se percató, que abajo de la mesa había un cofre de madera. Lo agarró con su dos manos e intentó de abrirlo, pero no pudo estaba con llave. Busco las llaves por toda la casa, hasta que las encontró en un gaveta. Sorprendido el granjero abrió el cofre y adentro habían cientos de monedas de oro amarillo, no lo podía creer Dios por fin lo había escuchado.

El granjero cerró el cofre y se lo llevó para su dulce hogar, llamo a su esposa y les mostró el tesoro que se había encontrado, la señora se puso a llorar de la felicidad. -Somos ricos. No paraba de repetir. -¿Donde lo encontraste? Le preguntó curiosa. -En una casa abandonada en el bosque. Contestó el hombre. Y así fue como Luis Carmona pudo pagar sus deudas, hasta el día de hoy el granjero se pregunta de quién era el tesoro, bueno ya no importaba, lo único que sabía era que su familia era la más feliz del mundo.




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