EL REY CHINCOL



EL REY CHINCOL

POEMARIO





Miguel Carmona 

Soy un maldito sobreviviente
fui torturado en silencio,
me hicieron electroshocks
en el hospital psiquiátrico...
No me queda el mismo 
tiempo que antes, estoy enfermo
Tengo que preocuparme 
por el resto de mis años o no 
podré ver, lo que tengo que ver.

Me imagino cuando anciano 
mirando a mi familia 
comiendo en el comedor,
mis nietos me piden el pan 
y la mantequilla con un cordial gesto,
me dicen abuelo te queremos, 
eres el mejor tata del universo.

Sabemos que no te queda mucho 
tiempo de vida, que tu salud
murió hace rato.
Que triste será el día que entre en 
ese ataúd de madera negra,
autobús directo a la luna fantasma.

Extrañaré a todos por igual y nunca 
hablaré mal de ustedes en el cielo.

Bajaré cada 7 días a dar una vuelta 
por mi casa antigua, solo para ver 
como está mi descendencia,
los llevaré de paseo a ferias de 
las pulgas, carnavales y obras 
de excelente teatro.

Te miro del cielo mi rey hijo amado 
cuando leas esto yo ya estaré sepultado 
bajo tierra fértil.
Ya no me quedan lagrimas y menos 
palabras, 
tengo que aprovechar mi tiempo
o mi estadía en este mundo 
será totalmente en vano.

Termino dejándoles mi mejor mensaje:
Primero vienen los sueños 
de juventud y mucho tiempo 
después la muerte eterna.







Última fiesta de cumpleaños

Camino por la tierra de los pensamientos
como un pensamiento más,
pasajero de un tránsito fantasmagórico
que navega por finas aguas blancas,
me llevan por un túnel muy oscuro 
hasta salir en otro hemisferio.

Me están esperando mis padres 
y abuelos
jóvenes modelos fantasmas.
Me saludan con una gran sonrisa 
y un abrazo de año nuevo.

Compartimos en una larga mesa 
de madera transparente
símbolo de un reencuentro familiar.
Tomamos las copas de vino insípido
y brindamos al invisible aire blanco.

¡Por la siguiente vida que nos toque 
cerca otra vez!

Me retiro lento hacia el infinito, 
hondo pozo de humo blanquecino.
Y me acuerdo de mis hijos 
como bailaron en mi cumpleaños
al ritmo de una mágica canción...

Es tan corta la existencia 
y tan pequeños nosotros,
que no sabemos donde estamos.




María Inés Sepúlveda

Corazón rojo como sus labios 
mezcla de rubí entre olas blancas
marcan su hermoso rostro 
con tinta negra.
Cubierto por un abismo hondo
de rocas perfectas.

Es la idea su máxima creación,
música elegante para mis oídos.

Es su ropaje pintura extravagante
lo que caracteriza su voz.

Sus dedos aterciopelados, 
palillos de seda
tejen en silencio el sonido del amor.

Y su enorme sombrero, 
techo 
de mi cálido hogar.

Queda para siempre incrustado
en mi profundo dolor.







Luis Hernan Carmona

Profunda es su historia
marchita de dolor
hombre de gran pasión.

Resultó primero en eternas carreras 
deporte de dioses.

Cruzó el océano nadando en solitario,
entre aguas turbulentas congeladas
venció al contrincante sin oposición.

Se lanzó a la vida en un pueblo 
llamado Angol
y murió como un rey santo,
en sus manos el perdón.

Conoció muchas tierras, campos
de arduo entrenamiento.
En su caballo galopaba muy fuerte 
como el viento.

Nos brindó su apellido, sagrado
reencuentro de antaño
entre sus memorias un padre 
mal portado.

Ganó el mayor premio que existe
una enorme familia que acompañase 
a pesar de los problemas cotidianos.

Nos regaló poesía y deporte 
en su genial cabeza reside
el don de saber como ganar.





JOAQUÍN PACCINI

Eres el nieto de mi padre, León 
de Judá .

Tus mágicos ojos verdes 
son lo único que quiero,
hijo mío te extraño desde tu nacimiento.

Te conocí muy tarde, no me explico 
donde estaba
mientras tu llorabas en una cuna calentito

Me conociste de grande, por ti
me hice el más gigante
Mis pasos son enormes huellas en el suelo.

Eres mi único hijo que no tengo 
a mi lado 
cuando me despierto en la mañana 
para hacer mi humilde trabajo.

Te amo con mi alma, Joaquín Paccini.
Eres un pequeño dios
oculto entre rizos negros.

Conocerás tu fortaleza en tu juventud
cálido prisma de colores.

Escribes como tu padre pero más
inteligente, y memorizas todo 
lo que lees en silencio.

Eres mi máxima respuesta a este mundo 
enredado,
solo nos queda ser amigos hermanos.
Aunque sea tu padre el que te castigue
te aliento en secreto.

Quiero que seas un rey humilde.




El pequeño Rey Chincol

El rey de los chincoles 
volaba libremente 
de picada a la muerte.

Entonando una canción
kamikaze.

Su objetivo envenenar a las poderosas
águilas, fieras del aire.
El cielo cancha celeste de pasto,
escuchaba el canto 
del rey chincol.

Tengo mucha tristeza
he comido cicuta,
la guardo en mi interior.

Una trampa muy inteligente 
el pajarito había 
planeado.

Mataré a los malditos bastardos
que en una nublada montaña
aniquilaron a mi familia.

¡Entregando el pecho al destino!
Destrozaron en finos pedazos
el cuerpo del valiente
rey chincol.












Miguel Carmona


2017





Comentarios

Entradas populares de este blog

EL TESORO DEL DUENDE IRLANDÉS

DUENDES VERDES EN LA SOPA

EL TESORO DEL DUENDE IRLANDÉS